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¿Cambian lo programas de juventud la vida de las personas? Nosotras creemos que sí

Hoy tengo la gran suerte de compartir el espacio con María Díaz Durillo, directora de la entidad Proyecto Kieu (https://www.proyectokieu.org/). Pero no sólo es directora, María es mucho más, es enredadora, activadora y teatrera. Juntas hemos escrito esta entrada, y sinceramente espero que sea la primera de muchas más. ¿Por qué? Porque nos une una convicción, la necesidad urgente de no mirar más a otro lado cuando hablamos de juventud.

El pasado lunes 24 de febrero, el Instituto de la Juventud, más conocido como el INJUVE, entregó los reconocimientos a las buenas prácticas en programas europeos a las entidades que trabajan con Erasmus+ y Cuerpo Europeo de Solidaridad (E+ y CES respectivamente), y Proyecto Kieu fue la entidad galardonada desde Castilla La Mancha. Prácticamente a la vez, fuimos conocedoras de los resultados de las elecciones alemanas: el partido heredero de los valores nacionalsocialistas, los nazis, han sido segunda fuerza más votada.

Vayamos por partes.

Erasmus+ y los programas que lo precedieron figuran entre los logros más tangibles de la Unión Europea. Desde hace más de treinta años, ofrecen a los/as jóvenes oportunidades para descubrir otras realidades en Europa y, al mismo tiempo, proseguir sus estudios. Para el periodo de programación 2021-2027, los Estados miembros y el Parlamento Europeo aprobaron un nuevo programa más inclusivo e innovador, más digital y ecológico, decisivo para lograr el Espacio Europeo de Educación, movilizando a los sectores de la educación, la formación, la juventud y el deporte, con vistas a una rápida recuperación y a un crecimiento futuro. Este programa, denominado Cuerpo Europeo de Solidaridad, se basa en iniciativas anteriores de la Unión Europea en el ámbito de la solidaridad y la juventud; su objetivo es ofrecer un portal único a las organizaciones activas en el sector de la solidaridad y a los jóvenes que deseen contribuir a la sociedad en los ámbitos que más les importan.

Por otro lado, en dicha jornada de reconocimientos del INJUVE, celebrada en la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid se subraya cómo los programas de juventud europeos cambian la vida de las personas jóvenes, especialmente las que tienen menos oportunidades.

En este sentido, mi compañera María Díaz, tras una larga conversación incide en la importancia de recordar que fueron los nazis alemanes los que provocaron la Segunda Guerra Mundial que dejó Europa devastada con millones de personas muertas, muchas de ellas ejecutadas por motivos racistas, homófobos o ideológicos. Los/as jóvenes de esa generación, como consecuencia del impulso nazi fueron masivamente empujados al frente a matar y a morir.

Cierto es que fueron esas mismas generaciones de jóvenes, obviamente las que sobrevivieron y pudieron envejecer, quienes tuvieron la, seguramente, mejor idea 'made in Europe' de los últimos siglos: la de dejar de guerrear para comenzar la cooperación entre países, dando así origen a la Unión Europea que hoy conocemos.

En los tiempos que corren, conviene comparar ambas propuestas: la propuesta de los valores que representan los nazis que (casi) ganan las elecciones, frente a los valores que representan los programas de juventud de la Unión Europea, que son expresión directa de las ideas que nuestros abuelos y abuelas pusieron en marcha para reconstruirse y salir adelante en una versión mejorada de sí mismas.

Por todo ello nos preguntamos, ¿Quién podría estar en contra de semejante programa? ¿Quién no querría que sus hijos e hijas participasen en un programa así? ¿Por qué motivos?

Veamos:

·        Frente al racismo, al machismo y la homofobia que vuelven a reverdecer en Europa, los programas de juventud de la Unión Europea ofrecen un diálogo entre las personas de distintos orígenes, géneros y orientaciones; diálogo y encuentro que son la base del humanismo y la cultura de paz.

·        En el actual clima de ideas antidemócratas y antieuropeas, E+ y CES difunden la idea de una Europa donde las personas deciden sobre su destino no solo a través de las instituciones, sino con posibilidad de acciones concretas de desarrollo social y cultural en libertad.

·        Frente a las fake news y los bulos, estos programas ofrecen experiencias de primera mano que ayudan a conformar ideas propias, fomentan el pensamiento crítico y permiten tomar decisiones informadas.

·        Frente a la mentira, el cinismo y la hipocresía ofrecen experiencias de autenticidad y conexión humana donde poder convertirte en la mejor versión posible de una misma.

·        Frente al nacionalismo de “lo mío es lo mejor y está por encima de lo tuyo”, ofrecen más conocimiento de lo diferente; y ponen la atención no en las diferencias sino en lo que se comparte con los que, “a priori”, parecen distintos aunque quizá no lo sean tanto.

·        En lugar de fomentar la división y el conflicto, cooperan para crear una convivencia mejor para todos y todas.

·        Frente al extremismo y la acción que se ejecuta desde las vísceras, sin razonar, E+ y CES ofrecen pensamiento crítico que parte del vínculo entre personas, desde el corazón.

·        Frente al individualismo al que nos invita la sociedad contemporánea (especialmente post-pandemia) nos ofrece posibilidad de encuentro humano, cooperación, solidaridad y empatía.

·        Frente a la sociedad cada vez más desigual, donde los que más tienen tienden a acumular sin freno, y los que menos cada vez están más desposeídos, ofrecen oportunidades a la juventud más vulnerable; oportunidades que reducen la desigualdad y ayudan a salir de la pobreza y la exclusión porque son palancas de cambio de la vida de las jóvenes.

·        Frente a la desafección con las instituciones, estos programas ofrecen entendimiento de por qué las instituciones saludables y fuertes son importantes para mantener un buen nivel de vida con seguridad jurídica y servicios que nos permiten desarrollar todo nuestro potencial. También herramientas de construcción de unas instituciones estables y justas.

·        Frente a la confrontación y el grito ofrece cuidado y comprensión de una misma y sus semejantes.

·        Frente al odio que destruye tanto lo externo, como lo interno, ofrece amistad, amigos, apoyo y amor, que buena falta nos hace.

·        Frente al miedo que nos aísla, nos hace peores y nos deja huérfanos de futuro, ofrece alegría y esperanza para seguir mejorando individualmente y como sociedad.

Nosotras sí, estamos convencidas del poder que tienen estos programas en la transformación de las personas jóvenes en particular y de la sociedad en general. Nuestra percepción del futuro de Europa tiene en cuenta todas estas aportaciones planteadas anteriormente, un análisis exhaustivo que María ha realizado y que hoy me permite compartir en este espacio.

Y todo ello, porque se dice, se oye, se comenta…, que estos programas podrían verse afectados por un drástico recorte presupuestario en Juventud, y ya sabemos que cuando el río suena, agua lleva.

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